En revistas o medios de comunicación generalistas se suele leer o escuchar que el hormigón se compone de arena, grava, cemento y agua. Si la arena y la grava se consideran como una unidad, entonces se habla de un sistema de 3 sustancias. En los comienzos de la producción industrial de hormigón, la mayoría de los hormigones se podían clasificar en este sistema de 3 sustancias. Con ciertos límites, esto funcionó muy bien durante muchos años. Pero, a medida que los investigadores y tecnólogos del hormigón han ido alcanzando los límites de lo factible, descubrieron que con la ayuda de la química del hormigón (aditivos) y de sustancias en polvo finamente dispersas (adiciones) era posible aumentar considerablemente el rendimiento del hormigón. Esto supuso el nacimiento del sistema de 5 sustancias.
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